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En ella encontrará las letras de canciones antológicas de Cuba

miércoles, 9 de abril de 2008

Yo pisaré las calles nuevamente, Pablo Milanés

Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.

Yo vendré del desierto calcinante,
y saldré de los bosques y los lagos,
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.

Yo, unido al que hizo mucho y poco,
al que quiere la patria liberada,
dispararé de las primeras balas,
más temprano que tarde, sin reposo.
Retornarán los libros, las canciones,
que quemaron las manos asesinas;
renacerá mi pueblo de sus ruinas
y pagarán su culpa los traidores.

Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos,
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.

Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.

Yo me quedo, Pablo Milanés

Qué casa te albergará,
en qué esquina has de pararte,
qué barrio recorrerás
para hallarte.
Qué vecino te hablará,
qué compadre irá a buscarte,
qué amigo compartirás
para entregarte.

Yo me quedo
con todas esas cosas,
pequeñas, silenciosas,
con esas yo me quedo.
Ya no quiero
hablarte de otras cosas,
más dignas, más hermosas,
con esas yo me quedo.

Qué verde ha de deslumbrarte,
qué tierra con su humedad,
sus olores, su humildad,
va a faltarte.
Qué mares han de bañarte,
y qué sol te abrasará;
qué clase de libertad
van a darte.

Yo me quedo
con todas esas cosas,
pequeñas, silenciosas,
con esas yo me quedo.
Ya no quiero
hablarte de otras cosas,
más dignas, más hermosas,
con esas yo me quedo.

Tú, mi desengaño

Cuando siento que tu imagen se me esfuma
mi tristeza ya logro disipar,
y es que era tu figura la causante de mi mal.
Pocas veces el amor había encontrado
y en tus besos lo creí adivinar,
pero hiciste la traición, equivocada, al final.

Y ahora vienes diciendo
que siempre me has querido,
que no has vivido sin mi cariño,
que me has amado con frenesí.
Corazón: mira tu fin
porque ahora no te quiero, te lo juro,
y tus besos no me pueden importar.
Porque tengo un nuevo amor que, te aseguro,
mi vida le voy a dar.

Para vivir, Pablo Milanés

Muchas veces te dije
que antes de hacerlo
había que pensarlo muy bien,
que a esta unión de nosotros
le hacía falta carne y deseo también,
que no bastaba
que me entendieras y que murieras por mí.
Que no bastaba
que en mis fracasos yo me refugiara en ti.
Y ahora ves lo que pasó,
al fin nació,
al pasar de los años,
el tremendo cansancio
que provoco yo en ti.
Y aunque es penoso lo tienes que decir.

Por mi parte esperaba
que un día el tiempo se hiciera cargo del fin;
si así no hubiera sido
yo habría seguido jugando a hacerte feliz,
y aunque el llanto es amargo
piensa en los años que tienes para vivir.
Que mi dolor no es menos,
y lo peor es que ya no puedo sentir...
Y ahora tratar de conquistar
con vano afán
ese tiempo perdido
que nos deja vencidos
sin poder conocer
eso que llaman amor para vivir.
Para vivir...

Mis veintidós años, Pablo Milanés

Hace tiempo yo anhelaba
encontrar la dicha eterna.
Pero a base de reveses
pude ver la realidad.
Le cantaba a mi tristeza,
a mi dolor y a mi muerte.
La tristeza en mí vivía,
viniendo el dolor, a veces,
a acompañarme en la búsqueda
del camino hacia la muerte.

Pero como ser humano,
me contradigo y me opongo
al pasado que pasó
pasando por veintidós años
de penas y dolor.
Y de aquí sale mi canción...

Mi tristeza la sepultaré en la nada,
y el dolor siempre del brazo de ella irá.
Nada habrá que me provoque más tristezas,
y el dolor siempre del brazo de ella irá.
Y en cuanto a la muerte amada,
le diré, si un día la encuentro:
«Adiós, que de ti no tengo
interés en saber nada.
Nada.»

La vida no vale nada, Pablo Milanés

La vida no vale nada
si no es para perecer
porque otros puedan tener
lo que uno disfruta y ama.
La vida no vale nada
si yo me quedo sentado
después que he visto y soñado
que en todas partes me llaman.
La vida no vale nada
cuando otros se están matando
y yo sigo aquí cantando
cual si no pasara nada.
La vida no vale nada
si escucho un grito mortal
y no es capaz de tocar
mi corazón que se apaga.
La vida no vale nada
si ignoro que el asesino
cogió por otro camino
y prepara otra celada.
La vida no vale nada
si se sorprende a otro hermano
cuando supe de antemano
lo que se le preparaba.
La vida no vale nada
si cuatro caen por minuto
y al final por el abuso
se decide la jornada.
La vida no vale nada
si tengo que posponer
otro minuto de ser
y morirme en una cama.
La vida no vale nada
si, en fin, lo que me rodea
no puedo cambiar cual fuera
lo que tengo y que me ampara.
Y por eso para mí
la vida no vale nada.

La gloria eres tú, José Antonio Méndez

(El Feeling)

Eres mi bien
lo que me tiene extasiado
por qué negar que estoy de ti enamorado
de tu dulce alma
que es toda sentimiento
De esos ojazos negros de un raro fulgor
que me dominan e incitan al amor
eres un encanto
eres mi ilusión
Dios dice que la gloria está en el cielo
que es de los mortales
el consuelo al morir
Bendigo a dios
porque al tenerte yo en vida
no necesito ir al cielo tisú
si alma mía
la gloria eres tú
si alma mía
la gloria eres tú

El Necio, Silvio Rodríguez

Para no hacer de mi icono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares,
me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
me vienen a convidar a indefinirme
me vienen a convidar a tanta mierda.

Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino.
Yo me muero como viví.

Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijo nuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
mas yo partiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).

Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino.
Yo me muero como viví.

Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio,
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.

Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino.
Yo me muero como viví.

Contigo en la distancia, Cesar Portillo de la Luz

(El feeling)

No existe un momento del día
en que pueda apartarme de ti,
el mundo parece distinto
cuando no estás junto a mí.

No hay bella melodía
en que no surjas tú,
ni yo quiero escucharla
si no la escuchas tú.

Es que te has convertido
en parte de mi alma,
ya nada me conforma
si no estás tú también.

Más allá de tus labios,
del sol y las estrellas
contigo en la distancia
amada mía estoy...

Amor, Pablo Milanés

No te pido que te cuides
esa delgadez extrema,
sólo pido que me mires
con esa mirada buena.

Tus ojos no son luceros
que alumbran la madrugada,
pero si me miran siento
que me tocas con tus manos.
Tus manos no son hermosas,
no veo estilo en tus dedos,
pero qué humanos reposan
si se enroscan en tu pelo.
Tu pelo ya sin color,
sin ese brillo supremo,
cuida y resguarda con celo
lo que cubre con amor.

Tu cerebro porque piensas,
porque es tu clave y motor,
va generando la fuerza
que me hace humano y mejor.

Cuerpo, manos, ojos, pelo,
carne y hueso inanimados,
que cobran vida y por eso
quiero vivir a tu lado.

Yolanda, Pablo Milanés

Esto no puede ser no más que una canción,
quisiera fuera una declaración de amor,
romántica sin reparar en formas tales
que pongan freno a lo que siento ahora a raudales.
Te amo, te amo,
eternamente te amo.

Si me faltaras no voy a morirme,
Si he de morir quiero que sea contigo,
mi soledad se siente acompañada
por eso sé que necesito
tu mano, tu mano,
eternamente tu mano.

Cuando te vi sabía que era cierto,
este temor de hallarme descubierto,
tú me desnudas con siete razones,
me abres el pecho siempre que me colmas
de amores, de amores,
eternamente de amores

Si alguna vez me siento derrotado,
renuncio a ver el sol cada mañana,
rezando el credo que me has enseñado
miro tu cara y grito en la ventana
Yolanda, Yolanda
eternamente Yolanda.

Yo no te pido, Pablo Milanés

Yo no te pido
que me bajes una estrella azul,
sólo te pido
que mi espacio llenes con tu luz.

Yo no te pido
que me firmes diez papeles grises para amar,
sólo te pido
que tú quieras las palomas que suelo mirar.

De lo pasado no lo voy a negar;
el futuro algún día llegará;
y del presente, qué me importa la gente
si es que siempre van a hablar.

Sigue llenando
este minuto de razones para respirar;
no me complazcas,
no te niegues, no hables por hablar.

Yo no te pido
que me bajes una estrella azul,
sólo te pido
que mi espacio llenes con tu luz.

Y tú qué has hecho, Eusebio Delfín

En el tronco de un árbol, una niña
grabó su nombre henchida de placer,
y el árbol conmovido, allá en su seno,
a la niña una flor dejó caer.

Yo soy el árbol conmovido y triste.
tú eres la niña que mi tronco hirió,
yo guardo siempre tu querido nombre,
y tú ¿qué has hecho de mi pobre flor?

Pobre del cantor, Pablo Milanés

Pobre del cantor de nuestros días
que no arriesgue su cuerda
por no arriesgar su vida.
Pobre del cantor que nunca sepa
que fuimos la semilla
y hoy somos esta vida.

Pobre del cantor que un día la historia
lo borre sin la gloria
de haber tocado espinas.
Pobre del cantor que fue marcado
para sufrir un poco
y hoy está derrotado.

Pobre del cantor que a sus informes
le borren hasta el nombre
con copias asesinas.
Pobre del cantor que no se alce
y siga hacia adelante
con más canto y más vida.

Pobre del cantor que no halle el modo
de tener bien seguro
su proceder con todos.
Pobre del cantor que no se imponga
con su canción de gloria
con embarres y lodo.

Pobre del cantor de nuestros días
que no arriesgue su cuerda
por no arriesgar su vida.
Pobre del cantor que nunca sepa
que fuimos la semilla
y hoy somos esta vida.

Nosotros, Pedro Junco

Atiéndeme, quiero decirte algo
que quizás no esperes;
doloroso tal vez
Escúchame aunque me duela el alma
yo necesito hablarte
y así lo haré.
Nosotros,
que fuimos tan sinceros;
que desde que nos vimos
amándonos estamos
Nosotros,
que del amor hicimos
un sol maravilloso,
romance tan divino
Nosotros,
que nos queremos tanto,
debemos separarnos
no me preguntes más.

No es falta de cariño
te quiero con el alma,
te juro que te adoro,
y en nombre de este amor
y por tu bien, te digo adiós.

La tarde, Sindo Garay

La luz que en tus ojos arde
si los abres amanece,
cuando los cierras parece
que va muriendo la tarde;
cuando los cierras parece
que va muriendo la tarde.

Las penas que a mí me matan
son tantas que se atropellan
y como de acabarme tratan,
se agolpan unas a otras
y por eso no me matan.

Hombre que vas creciendo, Pablo Milanés

Hombre que vas creciendo,
en el camino ha quedado
sangre que fue cimiento,
cimiento de lo logrado.
Sí.
Lo que ayer fuera un grito
hoy cambia en una sonrisa.
Cuánto cuesta el destino
que la patria necesita.
Sí.

Cuánta vida preciosa,
cuántas generaciones,
qué juventud deseosa
como tú, se perdió.
Cuánto costó este cielo,
cuánto la tierra amada,
cuánto alzar la bandera
que inmolarse los vio.

El breve espacio en que no estás, Pablo Milanés

Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad.
En la cama su silueta
se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio
en que no está.

Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe al día siguiente lo que hará.
Rompe todos mis esquemas,
no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio
de lo que da.
Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción
que comprometa su pensar.

Todavía no pregunté «¿te quedarás?»
Temo mucho la respuesta de un «jamás».
La prefiero compartida
antes que vaciar mi vida.
No es perfecta, mas se acerca
a lo que yo
simplemente soñé.

Años, Pablo Milanés

El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos;
el amor no lo reflejo
como ayer.
Y en cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo
de razón.
Pasan los años
y como cambia lo que yo siento,
lo que ayer era amor
se va volviendo otro sentimiento.
Porque años atrás
tomar tu mano, robarte un beso,
sin forzar un momento,
formaban parte de una verdad.

El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos;
el amor no lo reflejo
como ayer.
Y en cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo
de temor.
Vamos viviendo,
viendo las horas que van muriendo;
las viejas discusiones
se van perdiendo entre las razones.
A todo dices que sí,
a nada digo que no
para poder construir
esta tremenda armonía
que pone viejos los corazones.

El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos;
el amor no lo reflejo
como ayer.
Y en cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo
de razón.

El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos;
el amor no lo reflejo
como ayer.
Y en cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo
de temor.

Amo esta isla, Pablo Milanés

Amo esta isla,
soy del Caribe:
jamás podría pisar tierra firme
porque me inhibe.

No me hablen de continentes
que ya se han abarrotado;
usted mira a todos lados
y los ve lleno de gente.
No es que tanto me moleste,
pero pocos son de allí;
se fueron de allá, de aquí,
y hoy arrastran esa pena
de sentirse entre cadenas,
que es lo que me pasó a mí.

Amo esta isla,
soy del Caribe:
jamás podría pisar tierra firme
porque me inhibe.
El que nació en el Caribe
goza de una facultad:
al sentir su libertad
se identifica y la vive.
Al cambiar al que le inhibe
por su mar, por su palmera,
una eterna primavera
y un sol que nutre su piel,
va sintiendo que no es él
y pierde hasta su bandera.
Amo esta isla,
soy del Caribe:
jamás podría pisar tierra firme
porque me inhibe.